Elena Granado y Pedro del Río

Ya con la Navidad pisándonos los talones, me apetecía traeros a este café, a mis dos buenos amigos: Elena Granado y Pedro del Rio.

A mis invitados de hoy les corre sangre solidaria por sus venas. Son divertidos, alegres, comprometidos, amigos de sus amigos, de esas personas que parece que su reloj en lugar de tener 24 horas tiene 48 por todo lo que hacen…

Elena, Ingeniera de Caminos, Canales y Puertos, Pedro Economista, ambos con diversos másteres y Pedro con un doctorado en curso. Desde muy jóvenes tenían muy claro que querían ser misioneros. Se formaron durante dos años en OCASHA-CCS, asociación que forma a misioneros laicos.

Del 2002-2007 les asignaron su primera misión en Bolivia. Fue allí donde, dando apoyo educativo a niños con problemas de escolarización, se dieron cuenta que las personas con discapacidad no iban al colegio, incluso que algunas familias las veían como un estigma negativo y las tenían escondidas en casa. Comenzaron a investigar y vieron una gran necesidad; ofrecer a esas personas un lugar donde proporcionarles los conocimientos necesarios para poder valerse por ellos mismos y, sobre todo, donde sintieran dignidad, autoestima y amor a raudales.

Tenían muy claro que la buena voluntad no era suficiente, había que formarse y conseguir financiación para el proyecto. Pedro comenzó un curso de posgrado de Educación Especial en la UNED. También buscaron financiación para ponerlo en marcha y a través de asociaciones de EEUU, los Países Bajos y de Manos Unidas, se pudo llevar a cabo el bonito proyecto: “La Escuela Mururata

La mayor satisfacción fue, cuando después de un arduo trabajo de años, consiguieron que “Mururata” fuera un centro reconocido, valorado y concertado por el estado, además, de un Centro de referencia en Bolivia donde los alumnos pudieran progresar, desarrollarse y salir de allí capacitados para enfrentarse a la vida.

Satisfechos con el logro, y con tres churumbeles muy pequeños; Pedro de 4 años, María de 2 y Daniel recién nacido, se instalan en Madrid en el 2007. A pesar de tanto trabajo y esfuerzo, como les ocurre a muchos misioneros, vinieron con una mano delante y otra detrás. Menos mal que como son tan maravillosos, toda su comunidad parroquial, familiares y amigos se volcaron con ellos. El primer año estuvieron viviendo en la casa de su parroquia de La Natividad de Nuestra Señora, en el madrileño barrio de Moratalaz, como decía Elena “quería estar cerca de la familia y de nuestros amigos, veníamos muy necesitados de ellos, después de estar criando a los niños a 4000 metros de altura y en unas condiciones, a veces, nada sencillas.”

Como parece ser que eso de vivir en la parroquia con tres niños pequeños, era muy fácil, al año de estar allí, deciden irse a vivir a OCASHA-CCS como voluntarios, con el objetivo de dar testimonio, acogida, apoyo, formación y compañía, a los futuros misioneros antes de partir para cualquier lugar del mundo. Todo esto sin dejar de atender a sus hijos, y tampoco a sus trabajos. Ya en esa época, Elena se había capacitado para ser profesora de un Colegio diocesano, Ntra. Sra. De Moratalaz, en el que sigue en la actualidad y asociada de la Universidad Carlos III y Pedro, como Gerente durante 12 años de la asociación ALEPH-TEA, centro de referencia para personas con Autismo ¡increíble! En la actualidad, ya viven en su propia casa, y desde hace 2 años, Pedro trabaja en la Confederación Plena inclusión, que es un movimiento formado por 940 entidades que lucha en España por los derechos de las personas con discapacidad intelectual o del desarrollo y sus familias.

No vayáis a pensar que son Cumbayás (en el buen sentido) no, para nada, son personas de carne y hueso, que pisan el suelo, a las que se les presentan los mismos problemas, circunstancias, dudas y conflictos personales, como a cualquiera. La diferencia con el resto es que cuando algo se desvía de su propósito, tienen la valentía suficiente como para pararse y darse cuenta de en donde estaban poniendo el foco.

Recuerdo una charla que nos dieron Pedro y Elena a un grupo de familias del colegio de mis hijos, nos hablaron del “Proyecto de Vida” me quedaba impresionada como cada año se sientan a planificar las metas y los logros que quieren alcanzar y como en cualquier empresa, detallando los objetivos para cada año “el qué, el cómo y en cuándo” Luego, a lo largo del año, se vuelven a sentar para ver si hay algo que tengan que modificar o si por alguna circunstancia, se han desviado del objetivo que se habían marcado en ese proyecto. Y es que, para ellos, el proyecto personal es importantísimo y necesario para no dispersarse en este mundo tan lleno de ruido y destellos. Como veréis son de esas personas que quieres tener siempre cerca de ti, para ver si se te pega algo.

Ahora la vida nos ha separado un poco, ya no nos vemos tan frecuentemente como cuando nuestros hijos estaban en el colegio, pero sigue habiendo unas citas importantísimas: las convocatorias solidarias que hace Embarrados, asociación con la que byperson colabora. Llevamos muchos años comprometidos con ellos, por lo tremendamente transparentes que son y, por los proyectos tan chulos y vivos que sostienen, como “La Escuela Mururata”

El pasado agosto, Pedro, su hijo mayor, decidió (con sus excelentes notas en la EVAU bajo el brazo y antes de tomar una decisión acerca de su futuro) irse a vivir una experiencia de voluntariado y solidaridad. Se ha marchado a la misma misión que construyeron sus padres en Bolivia, a Mururata ¡Mi más sincera enhorabuena a los dos! es un orgullo saber que sigue habiendo gente que además de educar a sus hijos, son capaces de transmitirles tantos valores, como para que un chaval de 18 años se vaya un año a ayudar a los demás.

Elena y Pedro, gracias por seguir siendo tan coherentes con vuestros principios. Es un gusto contar con amigos así a tu lado, cuando los vives de cerca, siempre acabas contagiándote un poquito de su energía y ganas de cambiar el mundo.

Gracias a los dos por querer tomar un café conmigo. ¡¡Ha sido un auténtico placer!!

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‘No todos lo podemos todo’
Virgilio

Gracias, Alicia, por invitarnos a tomar este café contigo.

Al leer tu presentación, nos hemos quedado un poco abrumados. Nos gustaría resaltar que, ante todo, somos padres de tres adolescentes de 18, 16 y 14 años y que, como todos los padres y madres del mundo, lo que más deseamos es que nuestros hijos sean felices, ahora y siempre. Por eso estamos tan contentos de que Pedro, antes de empezar la universidad, haya decidido hacer un año de voluntariado en El Alto (Bolivia), ciudad que lo vio nacer y donde desarrollamos nuestro compromiso misionero. Cada semana, cuando hablamos con él y le vemos tan feliz en su vida cotidiana, nos sentimos muy contentos y orgullosos, la verdad, porque sabemos, por experiencia propia, lo que te construye por dentro una experiencia de este tipo.

Recordamos que, cuando en el año 2007 regresamos a España y tuvimos que “empezar de nuevo”, fue un momento de replantearnos de nuevo la vida, cómo queríamos ser, cómo queríamos estar aquí… y todo esto con el cambio que había supuesto para nosotros los casi seis años que vivimos en Bolivia. Sinceramente, fue un lujo tener la oportunidad de empezar de nuevo. Todo había cambiado bastante: nosotros nos fuimos siendo dos y regresamos siendo cinco; nuestras familias y amigos también habían evolucionado, tuvimos la oportunidad de conocer a gente nueva… y este cambio nos llevó a optar por los trabajos que ahora tenemos, que supusieron un cambio importante respecto a lo que habíamos hecho antes de irnos.

Nos sentimos muy agradecidos por poder trabajar para tratar de hacer un mundo un poquito mejor y más justo y eso es, fundamentalmente, lo que queremos transmitir a nuestros hijos: que sean personas comprometidas, que uno es más feliz si tiene un objetivo por el que seguir trabajando…

Por eso, también Embarrados es una parte importante de nuestra vida. Cuando vivíamos en Bolivia y unos cuantos amigos decidieron crear esta asociación para poder colaborar con nuestro proyecto y, posteriormente, abrirse a otros proyectos (tampoco muchos, somos pequeñitos), nos sentimos tan acompañados y respaldados que fue una alegría enorme. Y ahí seguimos, apoyando a estos proyectos en Bolivia y Burundi que conocemos de primera mano, en los que hay personas concretas con nombre y apellido… Gracias a ti también, Alicia, por tu colaboración con Embarrados durante estos años.

Un placer haber compartido este café contigo…

Paz Martín Lozano

Presidenta de BPW-Madrid

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